El clic del casco una vez abrochado es como el disco verde de un semáforo. Ya no hay vuelta atrás. Por delante, ocho kilómetros del recorrido que se llegó a conocer como 'el caminito más peligroso del mundo'. Pero éste es otro Caminito del Rey, el de madera; una estructura que camina sobre la antigua. La subida desde El Chorro es dura e inesperada. Al poco rato, las rampas se convierten en escalones y la pared vertical ya resulta sobrecogedora. La cautela alcanza su punto más álgido tras pisar la primera tabla de la pasarela, y aunque a la izquierda ya está el vacío -solo protegido por una valla-, la sensación de seguridad cobra protagonismo. Los pasos son firmes y el disparador de la cámara de fotos no da abasto ante tanta belleza paisajística. A un lado, el comienzo del cañón del Desfiladero de los Gaitanes, al otro, el azul del pantano.
quarta-feira, 28 de setembro de 2016
EL CAMINITO DEL REY
El clic del casco una vez abrochado es como el disco verde de un semáforo. Ya no hay vuelta atrás. Por delante, ocho kilómetros del recorrido que se llegó a conocer como 'el caminito más peligroso del mundo'. Pero éste es otro Caminito del Rey, el de madera; una estructura que camina sobre la antigua. La subida desde El Chorro es dura e inesperada. Al poco rato, las rampas se convierten en escalones y la pared vertical ya resulta sobrecogedora. La cautela alcanza su punto más álgido tras pisar la primera tabla de la pasarela, y aunque a la izquierda ya está el vacío -solo protegido por una valla-, la sensación de seguridad cobra protagonismo. Los pasos son firmes y el disparador de la cámara de fotos no da abasto ante tanta belleza paisajística. A un lado, el comienzo del cañón del Desfiladero de los Gaitanes, al otro, el azul del pantano.
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